“Olódúmáré se acuerda de nosotros aun cuando nosotros no lo recordemos”
Si él se olvidase de la creación un solo segundo todo desaparecería sin dejar huella. ¿Quién sino Dios sostiene en el universo esta esfera de barro llamada Tierra?, ¿Quién sino él impulsa el crecimiento y la reproducción de los arboles, flores, animales y seres humanos,entre otros…?. Es solo Olódúmáré quien sustenta el palpitar de nuestros corazones, quien reproduce diariamente las células de nuestros cuerpos, quien multiplica nuestros alimentos.
Los que vemos mas allá de los repetitivos textos referidos a Òrìsàs, sobre “humanizaciones creatividad propia de autores y religiosos” apreciamos a Olódúmáré en su universo, cuando contemplamos un bonito árbol, un colorido arcoíris, un impactante crepúsculo, un imponente mar,una hermosa criatura, nuestra mente se abre y aflora nuestra espiritualidad que nos dice “Él está allí”, está en cada átomo de la tierra; siendo el ser supremo que asigno a cada deidad Òrìsà a representar liderando cada parte de su creación. Un verdadero religioso, aquel que tiene como premisa lo espiritual, aquel que tiende la mano al prójimo, que respeta cada átomo de la creación divina, ve a Olódúmáré en todas las personas,en todas las criaturas, en todos los fenómenos naturales y sobre naturales,para un verdadero religioso “cada okúta –piedra- se convierte en un altar”.
Hoy en día vemos como la mayoría de los que integran Ifá y la Oosa se olvidan del ser más importante del universo: Olódúmáré,nombre que los Yorubas le asignaron a Dios, al creador supremo. Muchos en Occidente aun confunden el nombre de Olódúmáré con el nombre de Olofin,teniendo en mente y vociferando que Olofin es el creador, es Dios, siendo Olofin una divinidad que en África se asocia a las riquezas materiales, a su vez la imposición en la diáspora Yoruba en Cuba del nombre de Olofin al receptáculo de Odù se mantiene vigente. El llamado Olofin es realmente Odù. Se ha demostrado que en zonas costeras de Nigeria se confecciono Odù dentro de un cilindro de metal, tal cual como lo implementaron los ancestros esclavizados que lo llevaron a Cuba, teniendo este dentro de su cilindro de metal “el secreto de la creación” por poseer atributos también masculinos sumados a los femeninos de la divinidad Odù, a diferencia de la Igba Odù de otra regiones de Nigeria, quizás por ello le fue impuesto en Occidente un nombre y concepto“patriarcal”, el mismo nombre de la deidad del dinero, Olofin. No quisiéramos desviar el tema, pero es bueno hacer esta aclaratoria de términos cuando hablamos de Dios dentro de nuestra creencia Òrìsà, tampoco alimentar los conflictos absurdos que mantienen los que agreden y atacan los cimientos de nuestra rica diáspora Òrìsà, a estas alturas nunca sería nuestra intención.
La palabra tiene energía, la palabra tiene fuerza, esto lo podemos comprobar cuando tomamos una igba con agua y comenzamos a recitar la Ijugba –Moyugba-, fácilmente podemos comprobar por radiestesia que la energía del agua cambia; con esto queremos decir que cada palabra que se emite motivada por un sentimiento tiene poder. Esta explicación está dentro del Odù Ika Meji, entre otros. Es común escuchar entre muchas personas la frase“Gracias a Dios”, cuando ven un resultado positivo, cuando sienten o perciben algo agradable o de su agrado, o lo más simple pero más grandioso agradecer un día mas de vida. En nuestro circulo de conocidos y amistoso vemos personas que son apáticas a las religiones y a Dios, entre estas quienes simplemente no dicen nada al respecto o las que entre sus palabras se destacan maldiciones o frases ofensivas/negativas como un común denominador de su oratoria, también las que mencionábamos anteriormente que constantemente agradecen a Dios por lo mas mínimo en sus vidas. Si fuéramos analíticos podemos observar como es el desarrollo de la vida de estas personas, podemos percibir la “pesadez” y oscuridad espiritual de los que maldicen o frecuentemente usan palabras negativas a la paz y serenidad que irradian y transmiten aquellos que agradecen a Dios constantemente. No hace falta que sean de una religión o de otra, queremos ver con objetividad al único creador y ser supremo, Dios, simplemente llamado por distintos nombres según cada creencia.
Muchas personas entran a nuestra religión Yoruba buscando ser favorecidos materialmente por los Òrìsàs, el Ego se encarga que este favorecimiento que creen es conveniente no solamente sea de bienes económicos, de dinero, prosperidad material, sino también de fama, de popularidad, esto lo podemos ver desde políticos, artistas, hasta los mismos sacerdotes de Ifá o de Oosa quienes compiten en su entorno social y hasta por el internet a ver “quien sabe más”, “quien es mejor”, mostrando solo con esto una espiritualidad enana, una desinformación sobre lo que ellos mismos dicen profesar, en resumen, el ego los hace ver ante los verdaderos seres inteligentes como seres inferiores de mediocre calidad humana.
Luego que estamos transitando en la vida, que nos esforzamos por aprender de ella, que pasan los años y cada vez se hace más difícil comprender que es Ifá, ¿qué es realmente la creencia espiritual que practicaban los antiguos Yorubas? Aprendemos que Olódúmáré es solo uno, y es superior a cualquier deidad, a cualquier Òrìsà, y que el creo los sistemas adivinatorios codificados de Ifá y de Oosa para que el ser humano tuviera la orientación divina de las deidades.
Imaginemos que como padres que somos, también imagínense los que aun no lo son, tengamos un hijo que cada vez que nos ve nos pide un automóvil, nos pide un reloj, unos zapatos, nos pide una casa, nos pide comida, nos pide les resolvamos todos sus problemas, llegaría un momento que nos sentiríamos agobiados, cansados y defraudados de ver que nuestro hijo solo nos pide y es incapaz de resolver por sus propios medios sus problemas, eso como padres seria una decepción muy grande. Pero qué pasaría si cada vez que nuestro hijo nos ve, nos habla y nos dice: “Gracias padre por el alimento que me das día a día”, “Gracias padre por guiarme como tu lo haces”, “Gracias padre por hacerme ver mis errores y así poder corregirme yo mismo”, “!GRACIAS PADRE POR PERMITIRME VIVIR!”, ¿Cómo se sentirían ustedes?, simplemente maravillados de tener un hijo agradecido y seguramente nunca se cansarían de darle a ese hijo todas las cosas que materialmente y en su vida en general necesitaría…nunca se cansarían ¿verdad?. Así mismo es Dios, así mismo es Olódúmáré, así mismo es Ifá, así mismos son todas las deidades que a su vez son manipuladas por Olódúmáré, el día que dejemos de implorarles para pedirle bienes materiales, para pedirles cualquier cosa, el día que comencemos a encender una vela y a hacer sacrificios para darle las gracias por un día mas de vida, por los retos que tenemos y que tenemos energía para vencerlos, ese día Olódúmáré y las divinidades nos darán todo lo que realmente nos hace falta sin tener que pedirlo.
Evolucionar dentro de Ifá no es apartar las tradiciones ceremoniales, tampoco las costumbres que se exteriorizan, ese matiz de la cultura religiosa que adquirimos de otras razas debe de cuidarse con mucho recelo y mantenerse, pero hace falta que los sacerdotes dejen de ser simplemente religiosos y sean seres espirituales, para que así puedan transmitir a sus seguidores el verdadero camino de Ifá, que no es más que el camino a Olódúmáré, Ori retornara ante Olódúmáré. El ego, la prepotencia y la arrogancia nos retornaran a esta dimensión de sufrimiento.
Rafael Molina Oluwo Omo Odù Ifasemu