¡Atraemos la persona amada!… – Amarres.
Agosto 23 de 2013
¡Atraemos la persona amada!… ¡Amarres!… ¡haremos que regrese a Ti!… ya estarán muchos acostumbrados a leer y a escuchar esto en los anuncios publicitarios de las personas que se dedican al oficio paranormal, brujos, espiritistas, mentalistas, astrólogos, “paleros”, “santeros”, Bàbáláwos y pare usted de contar.
Hay muchos factores que hacen que las personas se acerquen a lo oculto, a lo esotérico, entre los servicios más demandados es el romper con la mala suerte y el atraer al ser amado; luego de estas dos solicitudes observamos los casos donde las personas esperan solventar problemas o carencias en su salud física y mental, hay quienes acuden para exorcismos, también personas que quieren crecer espiritualmente y se sienten identificados con alguna de las ramas que conectan con el mas allá, o simplemente buscar buenos consejos y correctas asesorías para aplicar en su vida.
Lo cierto del caso es que el atraer, retener o “enamorar” al ser deseado o amado es uno de los servicios más demandados. Una de las primeras preguntas que debemos hacernos: ¿podría una brujería, un hechizo, hacer que el sentimiento del amor aparezca en alguien?, ¿podríamos a través de “amarres” hacer que alguien nos ame, nos quiera?… preguntas que dejamos a todas aquellas personas que con un mínimo de inteligencia y con sentido común pueden analizar y sacar su propia conclusión; quizás aplicando una tabla comparativa con los sentimientos que se tiene a un ser amado y querido, podría ser su mamá, sus hijos, su papa, sus esposo/a, en fin, cualquier ser por el cual se emitan grandes sentimientos.
La palabra “Amarre” es muy común entre los practicantes de hechicería en Occidente, también hasta entre algunos Òlorìsàs y Bàbáláwos; pero en realidad ¿Qué es un “Amarre”?; muchas personas podrían tener un concepto propio de esta palabra, donde cada persona individualmente reconocerá en su accionar un poder real para atraer a quien deseamos, para crearnos problemas o simplemente para no atribuirle ningún poder. A pesar de que en muchos libros Nigerianos de Ifá y también en textos afrocubanos se le da crédito a este tipo de hechizos, los Bàbáláwos, al igual que cualquier persona, tenemos el derecho de discernir sobre el real y correcto empleo de este tipo de acción espiritual, y sobre todo de sus consecuencias. Las consecuencias las podemos dividir en dos grupos, el primer grupo en los “Amarres” que hacen los estafadores, luego del engaño por no hacer nada real, la consecuencia se siente y se manifiesta en el bolsillo del inocente creyente; el segundo grupo de consecuencias, cuando los “Amarres” son hechos por reales y verdaderos conocedores de los secretos místicos, que cuando comienza a funcionar el hechizo atractivo se abren puertas en otras dimensiones que pueden perjudicar desde una persona, hasta varias.
El tener conocimientos de hechicería, el saber hacer amarres reales, no quiere decir que la persona está actuando con responsabilidad sobre las consecuencias que generan la acción del trabajo que hace.
Cuando se hace un “Amarre” normalmente se invocan espíritus o deidades para que den el apoyo para que la persona esquiva este con el que demanda el trabajo o regrese a él. Ninguna deidad o espíritu de bien, ninguna deidad positiva, va a interceder entre dos personas cuando una de estas o ambas no se aman, tampoco lo haría cuando esto trae un sinfín de consecuencias negativas, que es lo que comúnmente sucede. A este tipo de suplicas, a este tipo de pedimentos acceden espíritus oscuros y deidades negativas, muchos preguntaran extrañados el por qué de esto.
Los “Amarres” deben de hacer que una persona llegue a otra, acceda a estar con ella a costa de lo que sea. Lo primero que se hace en un amarre es crear situaciones que lleven a la desesperación a esa persona que se está hechizando, para que esta acuda a la que solicito el amarre. Son muchas las situaciones que se pueden presentar para hacer que un amante esquivo se vea en la necesidad de acudir a ese que nunca le fue atractivo, llamativo o simplemente abandonó.
Múltiples son los escenarios que las energías pactadas le crean a la persona esquiva, podemos citar varios ejemplos: conflictos o despido en el trabajo, la dificultad de no encontrar dinero para su sustento y para el de sus dependientes, crisis hogareñas que pudieran deparar en tragedias, conflictos en su entorno familiar y social, afecciones psíquicas y hasta físicas, enfermedades de familiares como hijos –niños inocentes- y padres, aislamiento y rechazo por su entorno, etc. un sinfín de situaciones que como las antes nombradas conllevan al desespero y a buscar amparo, tranquilidad y paz en esa misma persona que propicio el “bendito Amarre”.
Todos los casos son diferentes, unos más fáciles y rápidos de resolver, para el beneplácito del cliente, otros más complicados y difíciles, juegan muchos factores que hacen cada caso un mundo diferente, pero de seguro el resultado será el mismo: NO SE PUEDE LOGRAR CON UNA BRUJERIA, CON UN HECHIZO, QUE UNA PERSONA TENGA SENTIMIENTOS DE AMOR POR OTRA.
La obsesión en gran parte es el botón detonador para que una persona quiera “Amarrar” a otra, la obsesión hace que se desplacen los sentimientos y el amor propio que esa persona deba de sentir por sí misma, ese valor que nos debemos dar los humanos antes de pensar en hacer algo que nos perjudicara nuestro destino, algo que simplemente es irreal, que es solo un simple capricho o placer. No debemos olvidar que cuando mandamos a hacer este tipo de hechicerías que no le trae ningún bien a nadie, estamos abriendo puertas de otras dimensiones que permiten que salgan a través de ellas determinadas energías que de una u otra forma perjudicaran el destino real de esa persona con la cual estamos obsesionados y de la misma forma perjudicamos nuestro propio destino.
El Bàbáláwo honesto y realmente conocedor ante la solicitud de hacer un amarre, explica todos los pro y los contra que genera hacer este tipo de hechicerías, por supuesto que pensando concienzudamente, con el cultivo de una verdadera sabiduría, el sacerdote de Ifá hace ver al solicitante, con ideales obsesivos o simplemente errados, el por qué los sentimientos no los negocia o siembra en una persona ningún espíritu o deidad, y que si, es factible acceder al placer con ese amante esquivo, podrían darse esas situaciones de gozo carnal, pero sería simplemente el resultado de una irrealidad que no duraría mucho y que traería un sinfín de problemas para el solicitante y su destino. Allí la diferencia entre un Bàbáláwo comerciante “brujero” a un verdadero y honesto sacerdote de Ifá.
Lamentablemente el dinero se antepone ante la ética y correcta disciplina moral que muchos sacerdotes de Ifá, de Oosa y hasta hechiceros reales de otras ramas deberían mostrar. Hay muchas opciones aparte de “hechizar amantes esquivos” para poder ayudar a las personas en su destino a ser felices en pareja, demostrarles que es lo más conveniente para mejorar su manera de vivir, aconsejarlos apoyados en los oráculos y en las deidades que adoramos, sobre los Ebó –sacrificios- que deben hacer, bien de conducta o de ofrendas, para que puedan tener reales momentos de placer y gozo con alguien que en realidad los ame, para que aparezca en su destino su verdadera “media naranja”, donde hayan sentimientos recíprocos, que serán provechosos hasta la eternidad y no por momentos transitorios de falsos sentimientos y placeres momentáneos que acarrean desde el menosprecio al valor y amor propio, hasta llevar problemas a terceras personas por simple obsesión.
“Nunca olviden, mediante un ‘Amarre’ no se puede comprar los sentimientos, no se puede hacer que un corazón ame a otro. Cada acción trae una reacción, y todo lo que hacemos en la tierra e intercedemos para que suceda tiene un eco en el más allá, que tarde o temprano retorna a nosotros desde el universo.”
por Rafael Molina Oluwo Omo Odù Ifasemu para Fraternidad Ifá de las Américas.