El planeta ha vivido una serie de injusticias, crímenes, atrocidades, todo gracias al ser humano, quien es capaz de destruir su propio hogar, la tierra -aiye-, sin importarle el futuro de sus generaciones, no es nada extraña la indolencia sobre las desgracias, guerras e injusticias que pasan en la actualidad.
Si mas no deja de ser cierto que en el mundo siempre ha existido la guerra, la confrontación de razas, etnias, tribus, hasta imperios, gobiernos, etc. tampoco deja de ser cierto que si somos seres espirituales, bien creyentes o sacerdotes de una religión o creencia, debemos de mostrar nuestra solidaridad por lo menos pidiendo a Dios, el mismo Dios para todas las creencias, solo que nosotros lo llamamos Olódúmáré, que cese la violencia en el mundo, que los seres humanos entremos en razón de que la paz, el respeto a la vida de inocentes, el respeto a quienes no decidieron haber nacido donde están sufriendo, siendo mutilados, violados, vejados, llorando lagrimas de sangre por sus hijos, padres y otros seres queridos, ya se detenga.
Detengámonos a pensar un poco, analicemos, si nosotros por momentos, fuéramos sinceros con nuestro propio ser, y dejáramos de solo pedir a Olodumare y a los Orisas cosas materiales, de pedir cosas que de una u otra forma llenan nuestras necesidades, y nos detengamos a pedirle a Olodumare, a Orunmila, a todos los Orisas, por la paz mundial, porque ya no mueran mas niños y adultos inocentes en Palestina, en Israel, en África, en nuestros propios países latinos, donde el flagelo más grande es la corrupción y los sistemas de gobierno que llevan al hambre, a la necesidad, a la miseria y como resultado a los asesinatos y vejaciones de nuestros hermanos.
No es la muerte, la muerte es indolora, y es solo un cambio de estatus, es el sufrimiento de los inocentes, aquellos que no tienen culpa de haber nacido en el rincón del planeta que nacieron, aquellos que no eligieron la madre que los pario y el entorno que les toca vivir, aquellos que no tienen un bocado de alimento, una botella con agua pura que beber, aquellos que son mutilados, violados, que lloran a sus muertos… es a lo que me refiero, debemos de dejar un poco de pensar en nuestros intereses personales ante los Orisas, ante Olodumare, y poner parte de nuestro corazón, de nuestros sinceros sentimientos en todos aquellos seres que necesitan más que de oraciones, de acciones. Así como pedimos y hacemos tanto Ebo para nosotros, tenemos en la mayoría una aferración a lo material de la tierra ligada con una creencia Yoruba, también saquemos nuestra alma del cuerpo, muchas veces, para impregnar de rogaciones y hasta Ebo -sacrificios- por todos aquellos humanos que vinieron a la tierra a pasar peores pruebas que las que a nosotros de una u otra forma nos ha tocado pasar.
Y algunos dirán, «primero me preocupo por mí, pido por mi y los míos» es tan bajo y mediocre esa manera de pensar, que no se dan cuenta que somos seres espirituales, y que Dios, las divinidades, como las quieran llamar, miran nuestros corazones, nuestros pensamientos, y con nuestros buenos actos no solo terrenales, sino, también espirituales, para todos aquellos que en realidad lo necesiten, estaremos sembrando la cosecha más exitosa de este vida y de las subsiguientes.
Ifá, Olódúmáré, los Orisas, todas las divinidades, nunca dejaran de darnos lo que realmente necesitamos y nos haga falta mientras hagamos con cada acto y acción de corazón por los necesitados una buena obra, desde sinceras suplicas hasta sencillos o grandes Ebo -sacrificios- por los que el día de hoy sufren, sean de la raza que sea.
De nada nos vale poseer la inteligencia si no aprendemos a ser conscientes y tender la mano desinteresadamente, a todo aquel que lo necesite, aunque sea en nuestras suplicas enérgicas a las deidades, y más cuando hacemos Ebo -sacrificio- para que los demás también puedan avanzar entre el agua y el fuego. Demostremos a Olódúmáré, a Ifá, a las divinidades, que hay almas que no solo son comerciables, que no están aferradas a este plano y sus juguetes, que nuestra creencia también está conformada por seres de luz.
Roguemos y hagamos sacrificios para que el ser humano se apiade de nuestra madre tierra y de sus hermanos humanos, Olódúmáré sabrá como retribuírnoslo, aquí y en el mas allá. Sembremos para el futuro, la vida es muy corta en la tierra, nuestra única riqueza, que nos llevaremos, será nuestra conciencia y sus actos.
por Rafael Molina Oluwo Ifasemu para Fraternidad Ifá de las Américas