Igbeyawo – Matrimonio
Septiembre 10 de 2013.
A principios del mundo, los hombres vivían separados de las mujeres, cada género ocupaba una tribu y un pueblo diferente, los cuales estaban ubicados en tierras distantes.
Cuando los hombres necesitaban de las mujeres, estos acudían a ellas, después de obtener lo que necesitaban o querían, los hombres regresaban a sus aldeas, de la misma forma lo hacían las mujeres.
Viendo los hombres que ellos no tenían el control total de las mujeres, pensaron en hacer una guerra para doblegarlas y dominarlas; los hombres tomaron la determinación de acudir a casa de Òrúnmìlà para que Ifá les aconsejara como ganar la batalla, cuando Òrúnmìlà consulto al oráculo el Odù avistado fue Odi X.
Òrúnmìlà les aconsejo hacer Ebó –sacrificio- si querían doblegar a las mujeres, el Ebó consistía en seis güiros con Oyin, seis botellas con Epó, seis animales diferentes y Owo Erindilogun.
Los hombres al escuchar el consejo de Òrúnmìlà simplemente se echaron a reír, menospreciando el sacrificio aconsejado, diciendo que vencer a las mujeres era muy fácil y que no haría falta hacer ningún Ebó, negándose todos a hacer el sacrificio.
Las mujeres al enterarse sobre la rebelión que los hombres preparaban en su contra, acudieron a visitar a Òrúnmìlà, este consulto Ifá para ellas, aconsejándoles hacer Ebori –rogación de cabeza- con Ewure Meji, Adie Meji, eiye Aicordie y Òwò Erindilogun.
Todas las mujeres obedecieron a Òrúnmìlà y realizaron cada una el Ebori que Ifá les había aconsejado. Cuando llego la noche, el ejercito de hombres llego a la muralla que resguardaba el pueblo de las mujeres, inmediatamente comenzó una fuerte lluvia, la cual mojo e hizo inservibles todas las armas que los hombres llevaban para atacar a las mujeres.
La lluvia se hacía más fuerte, con ella la temperatura bajaba bruscamente, lo que llevo a los hombres que no estaban preparados para el cambio climático a sentir un frio tan intenso, que estos tuvieron que rogar a las mujeres para que los socorrieran.
Las mujeres al ver que los hombres estaban desarmados y realmente padeciendo por la fuerte tormenta, salieron a asistirlos, y cada una de ellas llevo a un hombre a su hogar para ayudarle, en la casa de cada mujer había un hombre.
Al día siguiente, Olódúmáré declaro que cada hombre que había pernoctado en la casa de alguna mujer debía de seguir allí y tomar a esta en matrimonio.
Extraído de la Biblioteca de Fraternidad Ifá de las Américas.