Muchas veces pasa lo contrario de la enseñanza de cuando Orunmila se hizo el muerto y descubrió que su único y verdadero amigo era Elegba…
Miami 17 de Junio de 2014
por Rafael Molina Oluwo Ifasemu
En vida somos criticados, tenemos detractores, muchas veces con razones de peso somos señalados por incurrir en faltas y malas actuaciones, otras veces por simple maldad y envidia, por nuestros logros y triunfos. A la final del ciclo de la tercera dimensión, cuando nos abraza la muerte, el noble es tan bueno como el malicioso. Cuando nos toca desencarnar la mayoría dice: “…hay él era tan bueno, fue tan noble, buena gente, sabía mucho, era el mejor.. etc., etc., etc., y más loas de EXETERAS”. Lógicamente no todos desempeñamos un papel malo en nuestra estancia en la tierra, hacemos obras buenas y unas no tan buenas, eso depende ante los ojos de quien seamos juzgados, pero ante los ojos del creador y las divinidades ellos saben muy bien lo tan malos o buenos que fuimos, y en sus manos esta nuestro libro, al que llamo “LIBRO DE CUENTAS DEL ALMA”, en cual se sumaran y restaran nuestras actuaciones y conductas en la vida terrenal, de allí las cuentas que tenemos que pagar.
Total de los totales, después de “muerto” el malo era muy bueno, y ¿por qué no?, el delincuente asesinado podía haber sido bueno para su mama, porque quizás fue buen hijo y estuvo pendiente en vida de las necesidades de su madre, pero fue malo para la mayoría por qué asesinó, enluto hogares y robo bienes que no le pertenecían. También un sicario pudo haber sido bueno para sus hijos, porque del dinero que percibía por asesinar gente por encargo que él ni conocía sustentaba a sus hijos, y no le faltaban a ellos nada material bajo el techo donde vivían… y así los casos de gente que hizo más mal que bien, pero que aun así mucha gente cuando ya mueren dicen “se murió y tan buena gente que era”.
Así pasa en la creencia o religión que nosotros practicamos muchas veces, vemos como en vida hay Bàbáláwos y Olorisas inventores y transgresores de las escrituras orales y escritas de nuestra religión, que ha sabiendas que están estafando y engañando a unos “borregos” continúan con su maliciosa alevosía, pero una cara seria y una buena “labia o muela” es el camuflaje que tapa la visibilidad a todos aquellos inocentes que se regocijan entre la mentira y el engaño. Es comprensible que quien no tiene experiencia y el conocimiento básico y real religioso sea engañado fácilmente por elementos embaucadores, que quizás por haber hecho en sus comienzos un nombre, por haber sido aplicados en el estudio y luego desviar su camino hacia la mentira y el engaño con el fin de generar dinero creando una seudo religión o por simplemente mantener una supremacía de “cartón” ante sus congéneres sacerdotales, que son vistos como una competencia más.
El religioso, sea de la religión que sea, y más si es sacerdote, es de suma importancia la manera como desencarna, la manera como muere, para ser mejor comprendido. Cuando un religioso, un sacerdote de bien muere, las causas de su muerte física son normalmente naturales, esto no quiere decir que no puedan morir jóvenes, esto por algunas omisiones que se le hizo (quizás por el mismo o por sus mayores) a su Ori, y al fallar con lo que realmente Ori exigía, lamentablemente su tiempo en este plano es breve, también al haber cumplido a edad promedio media sus misiones y destino pudo haberse cumplido y podría tocar el retorno celestial antes de tener la cabellera totalmente blanca. Pero el abrazo con la muerte es indoloro, es natural. Normalmente los sacerdotes de todas las religiones, incluyendo los Bàbáláwos y Olorisas de la nuestra, cuando son seres en crecimiento espiritual tienen mucho que aprender y mucho que dar en su estadía en la tierra, por sus conductas de hacer el bien y a la vez crecer internamente Olódúmáré -Dios- permite que lleguen a la ancianidad, o lo más cercano a una edad madura respetable donde el desenlace del cuerpo es casi indoloro, sin sufrimiento.
La moda, es que sacerdote que fallezca de una manera trágica y para rematar con un prontuario negativo en sus conductas, son echados de menos de esta manera: “se murió el que más sabia”, “se murió el mejor”, “el/ella si era bueno/a…”, etc. Por eso las divinidades y Ori son lo más grande que existe después de Olódúmáré, y los seres humanos somos unos minúsculos aprendices en su mayoría aplazados en las materias espirituales. Da tristeza como muchos que se hacen llamar religiosos se expresan de manera equivocada o hipócrita ante las perdida física de personas que transgredieron nuestra religión, que jugaron con la fe de la gente, que estafaron, que inventaron, que dieron pie a que su país de origen este desprestigiado mundialmente por las acciones que suman varios “religiosos” que en vida fueron una vergüenza pero después de fallecidos para algunos eran «lo mejor de lo mejor».
Claramente Ifá recuerda que el no ampara que sus sacerdotes sean delincuentes (Ogunda xxxx), y otros odu lo mismo como Osa xxxx entre otros, pero lamentablemente los padrinos por ganarse su derecho, sin importar las consecuencias que tendrá un consagrado en los misterios de Ifá o de Oosa que quebrante estas advertencias, normalmente este tipo de consagrados como sacerdotes sea en Ifá o sea en Oosa sufren mucho, y a pesar de que por instantes de su vida ven resolver asuntos económicos a gran escala de manera efectiva, su desenlace y tipo de vida es lastimoso, trágico y deprimente, los que no tienen una muerte trágica o prematura, pasan parte de su vida en la cárcel. Ifá y la regla de Oosa normalmente no acepta traiciones, no acepta que Olorisas o Bàbáláwos que han creado un nombre de respeto ante los religiosos en la diáspora, de la noche a la mañana tiren a la basura sus consagraciones, y a la vez las que le hicieron a sus ahijados, con los cuales se lucraron, y vallan a Nigeria a rehacerse lo que ya tenían consagrado, más de uno ha llegado en cajita de madera a su país de origen o infectados de Malaria para luego morir en su país. Ifá es uno solo, la Oosa igual, pero cuando tenemos consagraciones bien hechas, cuando el motivo de las dudas simplemente es querer brillar sin poseer luz propia, o dejarse seducir por «cantos de sirena», las divinidades no aceptan sean traicionados los juramentos sacros que hacemos en cada una de nuestras iniciaciones de envergadura, y mucho menos el habernos lucrado en su nombre haciéndole ceremonias a otros, y luego decirles, «eso no servía», «esto es lo original»… la mediocridad siempre se paga con un alto precio.
El Alcohol, la droga y hasta la promiscuidad extrema ha fomentado suicidios y quizás ha sido motivo de «empujoncitos» en las alturas a varios sacerdotes que en vida terrenal estafaron y engañaron, sin recordar que el cuerpo no es inmortal, es el alma la que no muere, pero que continua su transitar, o evoluciona y crece, o retrocede y hasta regresa a pagar en esta dimensión un tanto infernal,
¿Por qué tenemos que esperar que alguien muera para decir lo bueno que era?, ¿por qué en vida siendo nosotros ahijados de esta gente no le demostramos con respeto que están fallando?. Quizás la ignorancia puede más que el sentido común, y más que comprobado que el dinero mato hace tiempo religiosidad, honradez y moral.
Se murió Pepito… ¡Olofin, Olórun Olódúmáré, era el mejor, el que más sabia, mas buena gente…!.
Pero solo algunos dicen después que Pepito se murió ¿qué hacia Pepito en vida?, nadie piensa como supuesto religioso o espiritualista ¿por qué Pepito si era tan bueno murió de esa forma tan trágica?, una forma que de ser tan bueno no la merecía un buen religioso. Nadie dice nada de eso, porque estamos ante una sociedad en su mayoría hipócrita, y solo se salvan aquellos que por ignorancia e inexperiencia no distinguieron lo malo que hacia Pepito en contraste con la verdadera religión.
Èsù pasa factura, no falla, las cuentas del alma a todos nos llegan y cada cual se va de este plano como lo merezca, como se lo gano, has bien y te cambiaras tu plano dimensional en paz y con el menor sufrimiento y dolor, has mal y te anotaras en una lista de despidos trágicos que seguro no llevaran al camino placentero de nuestra alma.
“Con el respeto que merecen todos los vivos, y los desencarnados que realmente fueron nobles y buenos, esta es mi manera de pensar, no espero sea del agrado de todo el mundo, y menos de aquellos que rinden pleitesía y hablan maravillas de los que partieron y dejaron una tela de araña de mentiras en una religión inventada por ellos mismos.”
!Que Olodumare los reciba confesados!
por Rafael Molina Oluwo Omo Odu Ifasemu para Fraternidad Ifá de las Américas