
Àbíkú… «Compañeros de Juego en el Cielo»
Miami 28 de Octubre de 2015
por Rafael Molina Oluwo Ifasemu para Fraternidad Ifá de las Américas
La etnia Yoruba vivió en su historia un síndrome llamado Àbíkú, hablamos de síndrome para tratar de dar un concepto y referencia menos tediosa a un flagelo importante que afecto gran parte del continente africano. La creencia o simplemente la realidad Àbíkú se extendió al islamismo y cristianismo, no solo de los Yorubas, también de otras etnias en África.
Los países africanos, muchos del Noreste y el Noroeste, también algunos del centro del continente, hoy en día continúan pasando epidemias, hambrunas y hasta la esclavitud en tiempos modernos, donde los niños son obligados a trabajar de manera abusiva (los niños no deben trabajar), costándole la vida, sin tener ningún tipo de salud, protección, afecto y feliz infancia.
El concepto de Àbíkú como muchos saben significa «nacido para morir», !pero que paradójico! no?,si es que todos los seres vivientes nacemos para morir, y desde que nacemos nuestro cuerpo está muriendo. Es una ley inevitable, todo tendremos que dejar este plano terrenal, de una u otra forma nuestro cuerpo se irá deteriorando, nuestras células envejeciendo, y así muriendo. Por otro lado está el riesgo latente de no llegar a la ancianidad, desencarnar relativamente jóvenes, quizás a mediana edad, o edad promedio que nadie puede determinar. Lo cierto del caso que la ironía del concepto de Àbíkú «nacido para morir» no es aplicable a todos, pero hay un ‘pero’, este término solo se aplica a los humanos que van desde neonatos hasta la adolescencia, ese es el verdadero periodo de vida terrenal de un alma Àbíkú en un cuerpo humano.
En Ifá se dice «àwáyé è kú kò sí, run nìkan làrèmab», que traduce al español: «Todo el que nace en la tierra está obligado a morir, la única existencia eterna es en el cielo».
La ley de la vida, por naturaleza, nos dice que ‘los hijos enterraran a sus padres’ y no los padres a los hijos, por edad cronológica y un orden natural, lo lógico es esto. En muchas etnias de áfrica, como muchas etnias indígenas de América latina, la muerte de un anciano es triste, pero así como es triste y dolorosa, se celebra su estadía exitosa en la tierra por haber dejado en ella pilares importantes en su entorno, como hijos, nietos, bisnietos y hasta tataranietos, esto sin contar la sabiduría y enseñanzas que dejaron a sus familiares, allegados y seres queridos en general.
Muchos ancianos fallecidos de cualquier etnia del continente que sea, han sido los pilares ejemplares de las sub siguientes generaciones, pilares ejemplares demostrados por su sapiencia, en su armonía al confrontar los problemas y obstáculos no solo de sus vidas, sino, de sus familiares, allegados y amigos, siendo los concejeros fundamentales de estos, y teniendo la facultad de tomar las decisiones más delicadas que giran en torno a la comunidad familiar y allegada que los rodea. De allí se ganan un lugar en el corazón de cada uno que llora su despedida; pero nunca olvidemos que así como hacen muchas de nuestras etnias sudamericanas, norteamericanas, asiáticas y hasta las que conocemos de Polinesios -varias islas de Oceanía, mar Pacifico- cuando fallece un anciano relevante, así mismo lo hacen en África, sumando a los rituales y ceremoniales fúnebres, cierto nivel de festejo, con banquetes, desde lo más humildes, hasta los más pudientes, donde abunda la comida, la bebida y el buen trato para los asistentes, que quienes a pesar de sufrir muchos la desaparición física de un ser querido, saben que estará en un lugar mucho mejor y que se fue complacido de este plano terrenal dejando cimientos de relevancia que aprovecharan desde cientos a miles de seres más que les tocara continuar el ciclo generacional.
El caso de los Àbíkú es lo contrario a lo anterior descrito en contraste con la muerte de un anciano o un hombre de edad media en adelante. Los Àbíkú llegan a su estancia en la tierra para un propósito de Olódúmáré, ellos muchas veces vienen en contra de su propia voluntad (esto según estudios teológicos de autores en las investigaciones de las prácticas religiosas africanas), ya que saben que en la tierra reina en gran parte la maldad, ese lado que causa el sufrimiento a los hombres, a las ‘almas encarnadas’. Los Àbíkú, esos niños especiales, que muchas veces se identifican por ser algo muy similares a los llamados niños índigo, que poseen cualidades especiales, bien en sus personalidades, en sus actuaciones, en su carisma, en el amor que brindan; pero no podemos dejar de mencionar la otra cara de los Àbíkú, quienes vinieron a la tierra a sufrir, siendo abusados, maltratados, gozando de una pobre salud o más bien de penosas y caóticas enfermedades. De la misma forma son seres que partirán de este mundo tempranamente, pero vienen a la tierra a cumplir un propósito, el ensenar a padres, a seres queridos, muchas lecciones, sobre todo de sentimientos, de la misma manera pueden venir con la misión de hacer que terceros aprendan de ellos, que la generosidad y piedad en tercero y allegados brote de sus almas, podríamos mencionar decenas de objetivos y propósitos por los cuales un Àbíkú llega a este plano terrenal, un plano injusto a nuestros ojos, un plano de destrucción comprobado, donde los seres humanos y no otras criaturas han destruido y continúan destruyendo su propio hogar, su propia vivienda, que es el planeta tierra.
Que si la vida es justa o no lo es, es otro tema, que seguramente muchos ataran a las almas Àbíkú, que injusto que un niño, sea del estrato social que sea, de la raza que sea, sea abusada o sufra de una mortal enfermedad que inmutara su cuerpo físico usado en este viaje por siempre. Injusto?, a nuestra óptica lo es, a quien no le duele un niño? creemos que a todos los seres humanos que tienen buenos sentimientos, todos los niños, así no sea nuestros hijos nos duelen y nos preocupan sus carencias. Lamentablemente la mayoría de la humanidad, así poseamos los mejores sentimientos y las mejores intenciones no podremos nunca ayudar a que todos estos niños Àbíkú no sufran, no pasen por una desgracia, simplemente no mueran a tan corta vida.
Solo Òrúnmìlà, solo Ifá, según sea el caso, podrá manipular el destino de algunos niños Àbíkú. Lo anteriormente expuesto nos hacía ver como algo que no tenia solución, pero Ifá, mediante su Oráculo, según sea el caso, desde el que se vea más simple por un Odu que indique «Este niño es Àbíkú» hasta aquel que bese el tablero -Opón Ifá- y se muestre deteriorado, desahuciado y condenado por la ciencia, por los médicos, Ifá puede arreglar su destino, pero con la mayor responsabilidad de estas líneas y por experiencia propia Ifá tiene la última palabra, en su interacción sobre el caso con Olódúmáré, tristemente para nuestra óptica hay niños Àbíkú que tendrán que morir, pero hay otros que Òrúnmìlà podrá darles una larga vida en la tierra y desvincularlos a este destino de muerte prematura que estaba escrito en el cielo. Òrúnmìlà es grande, y cuando es manipulado de la manera correcta, honesta y con sentimientos de pureza HACE MILAGROS, LO DIGO POR EXPERIENCIA PROPIA.
Los niños Àbíkú no son muy dóciles, ellos saben muy bien en su subconsciente que la tierra no es un buen lugar, pero también, aunque muchas teorías antiguas digan otra cosa, ellos vienen por mandato de Olódúmáré a cumplir tareas esenciales, que queramos llamarlas kármicas, de aprendizaje, lecciones para familiares y seres queridos, para probar la buena o mala voluntad de algunas personas que tienen que demostrarle a través de los Àbíkú sus sentimientos y bondades, aunque muchos fallen, todo esto y mucho mas podría ser el pasaje de un Àbíkú por esta tierra.
Entre varios autores citaremos fragmentos de los que en nuestros estudios consideramos citas importantes, esto para hacer notar la diversidad de criterios en este tema tan complejo…
Wenger (1990: 58-59) entre sus estudios sobre Àbíkú, dice: Àbíkú son niños que están tan enfáticamente ocupan de la experiencia de sus «compañeros de juego en el cielo» -es decir, su subconsciente esta distraído emocionalmente- que en su mayoría mueren a corta edad, con el fin de volver a ellos -a sus compañeros de juego del cielo-. Pero, lo hacen sólo a través de sus padres terrenales, lo que les permite poseer elevación y luz, sólo para abandonarlos de manera prematura. Hasta después de fallecidos se pueden encontrar soluciones para este mal, para que no se repita, esto a través de los ceremoniales fúnebres en los cuales; a menudo vuelven a nacer (es casi un hecho). Estas cicatrices luego ayudan como foco psíquico en las próximas ceremonias, donde la traviesa alma regresara a la tierra pero estará mucho más tiempo arraigada a ella.
De acuerdo con Hawley, (1995: 30), los Àbíkú son considerados como hijos espirituales que se les da un tratamiento especial, como joyas y alimentos preparados para tentarlos a elegir la vida terrenal en lugar de regresar con sus compañeros de juego en el cielo.
Wande Abimbola (1995: 57) describe Àbíkú como «Cuando una madre pierde a sus niños, uno tras otro, ella se puede llegar a creer que sus niños fueron malvados al elegir nacer para morir a temprana edad. La explicación de Abimbola de Àbíkú también corrobora la explicación de los demás de que son los niños especiales que tienen el poder de morir y volver otra vez.
Ya citando las anteriores breves líneas de importantes autores, les mostraremos como son clasificadas las almas de los niños Àbíkú, por la cual, según esta clasificación, se puede conocer, según la experiencia del Bàbáláwo (a de tener un gran conocimiento) que tipo de Àbíkú es el niño en cuestión:
Emèrè – El que tiene o usa el beneficio de regresar cuando él quiera a jugar con sus amigos del cielo.
Elérèé – El que exhibe una conducta o actitud misteriosa.
Eree Igbo – Los que ejercen una conducta misteriosa y viven en el campo, aldeas o fincas.
Onípààrà – El que repite visitas a la tierra, demostrándolo con relatos de vivencias paranormales que en algún momento sucedieron antes de su nacimiento.
Gbrun – Que pertenece a La sociedad en el cielo
Èsèkú orun – Los seres de hadas o entes de alma no convencionales en el cielo.
Egbe Ewe – La sociedad de los niños de muy corta edad del cielo.
Después de esta clasificación, podemos llegar en nuestro estudio a algunos orígenes que según las fuentes citadas en nuestra investigación, los Àbíkú aparte de ser una Sociedad de Niños del cielo -ẹgbérun- , también su rol de Àbíkú puede ser impuesto por otro factor, y no precisamente solo como almas misioneras de Olódúmáré (Sociedad de niños del cielo – Àbíkú – ẹgbérun), aquí estos datos anexos sobre la supuesta manipulación de estas jóvenes almas:
Arun-So-on-dàbíkú: Enfermedades los convirtieron en Àbíkú.
AJ-So-on-dàbíkú : Brujas que los convirtieron en Àbíkú.
Àbíkú-ẹgbérun: Àbíkú de la sociedad del cielo.
El Bàbáláwo siempre guiado por Ifá, analizando de manera muy objetiva la prescripción de este, siempre advierte a una futura madre el destino de su hijo desde antes de su nacimiento, cuando Ifá advierte sobre una posible pérdida del nonato, mientras esta en el vientre de su madre, Ifá indica ciertas ceremonias, las cuales normalmente se hacen fuera de la casa, en lugares naturales, como el monte, el rio, el mar, etc. todo según lo indique Òrúnmìlà a través del Oráculo.
Muchas personas se han preguntado sobre los nonatos, esos niños que no nacieron, fueron abortados con intención o sin ella, o nacieron y murieron casi en el acto, estos entran en la categoría de Arun-So-on-dàbíkú; son aquellos niños que mueren en repetidas ocasiones a una muy temprana edad o los que mueren en el útero, durante el parto o la muerte del feto. Este grupo también incluye a las personas afectadas por el aborto involuntario o no. Los que están en esta categoría no son considerados como almas Àbíkú gbrun.
Hay una serie de Iyere -canciones- de suplicas a Olódúmáré -Dios- y a otras divinidades, que las madres y padres cantan en forma de oración y plegaria para pedir que su hijo nazca con vida, sano y que tenga una larga vida, a este tipo de Iyere se les llama ìwúre, este tipo de cantos se hacen para que el alma del niño tome distancia de sus compañeros de juego del cielo, se desvincule de ellos y tenga fijación en su desarrollo también en la tierra, sumando a esto que el crecimiento de su alma será según lo inculcado por la vida, sus padres, familiares y entorno.
Podemos hacer mas extensivo este articulo, pero sin duda creemos que gran parte de lo básico que se debe conocer de los Àbíkú esta descrito en estas líneas.
*NOTA: Sobre los Odu que alertan y advierten en el oráculo de Ifá sobre la presencia de un alma Àbíkú, eso solo es manejado entre los sacerdotes de Ifá, son varios los Odu que advierten y predicen esto, y de muchas formas si Olódúmáré lo permite, la muerte prematura puede ser cambiada a una larga vida. Sobre las ceremonias precisas (si Ifá lo determina) para cambiar el destino de un niño Àbíkú consulte a un Bàbáláwo con suficiente experiencia y conocimientos. Fraternidad Ifá de las Américas puede colaborar con un sacerdote de Ifá legitimo que requiera de estas ceremonias, pero siempre demostrándonos que es un sacerdote legitimo y tenga evidencias que lo demuestren. Nos reservamos siempre los derechos de ceder información de nuestra biblioteca y los conocimientos heredados por nuestros mayores.
Autor: Rafael Molina Oluwo Ifasemu Director de Fraternidad Ifá de las Américas, para Fraternidad Ifá de las Américas.
Bibliografía consultada:
Hawley, J.C. 1995. «Ben Oriki’s spirit-child: Àbíkú Migration and postmodernity» in Research in African Literatures, 26. (1): 30-39.
Abimbola, W. 1995. «The Meaning of Marriage in African Religion» in Dialogue and Alliance, spring/summer, vol. 9, (1): 54-64.
Ladele, M., Awórìndé, O., ládàp. 1986. Àkójp Ìwádìí Ìjìnl Àà Yorùbá, Nigeria: Macmillan.
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