Mucha mención a una diversidad de deidades, de Òrìsàs, santos y hasta de seres de bajos planos mundanos como las almas de desencarnados, llamados ‘muertos’; simples almas que vivieron en cuerpos humanos, hoy en día algunos con mas elevación y luz que otras, todo según su comportamiento y actuación en su existencia física y en su posición en el plano espiritual. Poco se hace mención de Òlódùmarè, y quien más grande que el creador de toda la existencia material e inmaterial? nada, ni nadie.
Dentro de nuestra creencia el ego es dominante entre no iniciados en el sacerdocio, y hasta en muchos de los sacerdotes, esto lamentablemente por la falta de educación y guía espiritual real; la vanidad y el ego deja ver las grandes carencia de los seres humanos, y a niveles espirituales esto no escapa, alarde de títulos, de supuestos ‘poderes’, de iniciaciones y hasta de ser ‘hijo’ de determinado Òrìsà… un titulo y una consagración no acredita conocimiento, y todos los seres humanos, seamos ateos, creyentes, agnósticos somos hijos del más grande de todos, Òlódùmarè.
La vanidad, el ego mediocre, la arrogancia dejan ver lo pobre espiritualmente que se es, solo que así como existe la inteligencia, la sabiduría, también existe la ignorancia, la ignorancia ciega a muchos, y es esto lo que sucede hoy en día: «Pueblos de ciegos donde los tuertos son los reyes».
Los conocimientos del cielo no están solamente en los libros, estos se desarrollan en las mentes de los sacerdotes que van formando y creando experiencia y estudio, son los sacerdotes que en cualquier religión, en el caso de la nuestra, sean Bàbáláwos u Òlorìsàs, se convierten en los guías, maestros y padrinos. El hecho de ser consagrado en el sacerdocio no quiere decir que se sea maestro, un buen guía o un complejo padrino, para esto hace falta años de estudio y de experiencia, y haber demostrado ante el cielo que las experiencias vividas, positivas y negativas sirvieron para corregir, para engrandecer el alma, de allí para alimentar y forma una sabiduría útil para todo aquel que requiera los mensajes de Òrúnmìlà o de los Òrìsàs, ya que solo con sabiduría, con experiencia y con buen corazón se podrán descifrar correctamente estos mensajes, no solo con libros.
Cuando un ser humano se adentra a los secretos del cielo, el cielo no reacciona con él de la misma manera de cómo no se hubiera adentrado en ellos; el simple hecho de hayamos fijado nuestra atención al cielo, de que hayamos tocado sus puertas para tener acceso a parte de sus misterios -nos referimos a consagraciones sacerdotales, iniciaciones de alto nivel- hace que el cielo reaccione de manera diferente hacia nosotros. Si no nos adentramos a los secretos del cielo, si no hacemos ningún pacto o ritual de envergadura ante Òlódùmarè, somos ante él una más de millones de almas en la tierra, la conexión no es directa, y de hecho la atención hacia nosotros también, el jurar ante el cielo crea elementos de enlace, donde siempre seremos observados y evaluados.
El sacerdote, sea Olórìsà o Bàbáláwo no puede ser esclavo de sus 5 sentidos, el sacerdote que esté haciendo esto es un fracasado, y no es la abundancia material o la frecuencia con la cual esta entra en sus arcas la principal bendición, de allí que los sacerdotes deben estar bien con Òlódùmarè, con Ifá y con el resto de las divinidades, y este bien estar no se logra haciéndolo como a nosotros nos dé la gana, sacrificando animales, vistiéndonos de blanco, creando dogmas de hacer bien al prójimos, eso no es lo primordial que observa el cielo, todo comienza por una vía, por la vía del buen padre, buen hijo, buen ahijado, buen padrino, buen amigo y sobre todo el gran sacrificio, el sacrificio de conducta que es el más grande y es por el cual si se debe hacer alarde, el poder mejorar nuestros defectos, el poder pedir disculpas y bajar la cabeza cuando se comenten errores y ofensas, el respeto a los hilos de orden de Òlódùmarè, que bien claro los expone Ifá.
EL SACERDOTE, TENGA EL TIEMPO DE CONSAGRACIÓN QUE SEA, SIEMPRE TIENE UNO O MÁS MAESTROS, GUÍAS QUE LO ORIENTAN Y LO ENSEÑAN, VIVOS Y MUERTOS, EL SACERDOTE SABIO NO CAMINA NUNCA SOLO, CAMINA CON IFÁ Y CON MAYORES, CUANTA CON LA BENDICIÓN DE SUS MAYORES, EL SACERDOTE QUE NO CUENTA CON LA BENDICIÓN DE SUS MAYORES NO CUENTA CON LA BENDICIÓN DEL CIELO. NUNCA PERMITAS QUE EL DISTANCIAMIENTO CON TUS MAYORES Y HASTA CON TUS AHIJADOS SEA POR TI MISMO, QUE SEAN ELLOS LOS QUE MARQUEN DISTANCIA, SIN LA BENDICIÓN DE LOS PADRINOS EL AHIJADOS NUNCA SERÁ NADIE ANTE ÒLÓDÙMARÈ, EL CIELO NO QUIERE INGRATOS, SIN EL RESPETO Y LOS BUENOS GESTOS DE LOS AHIJADOS EL PADRINO NO SE DEMUESTRA ASÍ MISMO COMO HA SIDO EL RESULTADO DE SU COSECHA, AUNQUE EN EL CIELO TODO ESTÁ DOCUMENTADO, TODO ESTÁ ESCRITO..
El cielo documenta mentes, documenta almas, no documenta redes sociales, tampoco conductas ocultas ni falsedades.
por Rafael Molina Oluwo Ifasemu para Fraternidad Ifá de las Américas.
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