“Ifá conoce todas las historias del mundo, del cielo y de la tierra, supervisa los sacrificios, abre las puertas del cielo para que se vea la verdad; que cada cosa que es feliz en la tierra, lo es primero en el cielo, gracias a Elegba y a Ifá” Odù Ogbe Di.
El alma siempre buscara manifestar su conexión espiritual con el mundo superior; este escrito va dirigido de forma especial a esos Òlorìsàs y Bàbáláwos guerreros, idealistas que sueñan con acabar con tanta ignorancia, que creen en la bondad, el perdón y la misericordia mientras con ojos suplicantes levantan su mirada al cielo esperando regresar a casa junto a Òlódùmarè, su creador.
Es Ogbe Di quien nos enseña a aceptar nuestro destino, pues este es elegido por nosotros mismos, no intervino nadie más en las metas, deseos y sueños que buscamos obtener,…las almas susceptibles a las fuerzas espirituales captan con mayor sutileza el destino de los hombres, la vanidad en el paso de este mundo y la comunicación con el mundo superior.
Allí estaba Ogbe Di esperando regresar a casa, triste, abatido, suspirando la muerte como consuelo ante la incomprensión de los enemigos, el sinsentido de las guerras donde nunca hay un ganador, lo superfluo de esta vida y la efímera felicidad en el plano material; como el niño espera regresar a los brazos de su madre, como quien cansado del retorno sucesivo de su alma ansia detener la rueda del destino y mantenerse unido a su creador.
El deseo de los hombres por mantener la mirada unida en los objetos de la creación olvidando al creador, el deseo de los hombre por mantener la mirada en este mercado llamado tierra y no tomar un minuto para mirar al cielo y recordar que nuestra alma es huésped y nuestra casa la eternidad; pero que llevaremos ante Òlódùmarè el día de nuestro retorno a casa? Es el dinero, la fama, el poder lo que esperan recibir de nosotros las deidades?.
Abandonemos el egoísmo, abandonemos el apego a los bienes materiales y busquemos a nuestros Òrìsàs, al conocimiento de Ifá pues esto es todo en la vida. Una persona puede muy bien alcanzar grandes riquezas, ser famoso en los medios e influyente en la política… y así cualquier cantidad de juguetes que mantienen nuestra mirada fija en este mercado olvidando nuestra misión en este plano, debemos recordar que solo el conocimiento de Ifá libera nuestra alma, solo el conocimiento de Ifá nos dará felicidad.
Es la vida nuestra escuela y nosotros sus alumnos, las deidades maestros y nuestros actos exámenes que tendrán que ser presentados ante el creador, no para castigar o premiar sino más bien para amonestar por medio de los Karmas que vivimos a diario.
Mira por un momento la inmensidad del firmamento, los ojos de tu madre, de tu padre, de tu esposa, de tus hijos. Mira por un instante a las deidades manifestadas en la creación y recuerda que tus ojos cerraran dejando para ellos un legado infinito, lucha contra la ignorancia de ti mismo, lucha contra el fanatismo por mantener una idea ilógica en ti mismo, lucha por develar el velo de la razón a las almas cegadas.
Que no diga Òlódùmarè de nosotros al interpelarnos «Yo te he dado el conocimiento de Ifá en la tierra para que ayudes a la humanidad, porque no lo hiciste hijo mío”, no es acaso el conocimiento de Ifá el conocimiento de nuestras propias virtudes? De nuestros propios defectos? De nuestras metas, limitaciones y sueños?. Entonces deberás regresar. El Iluminado Sócrates tuvo a bien escribir en el Pronaos del sagrado templo de Apolo en Delfos – Gnosce te ipsum (conócete a ti mismo) – como meta sublime de las almas en esta tierra.
Sea el Olórìsà y Bàbáláwo un conocedor de Ifá, un conocedor de este mundo en sus diferentes ciencias como elementos que el creador coloca para expresarnos y recordar nuestra misión, un conocedor de sí mismo.
!Iboru Iboya Ibosise!
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por Ramón Reyes Ifálaye Awó ni Òrúnmìlà Òsá Aláwo para Fraternidad Ifá de las Américas.
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