Todos Tenemos de Buenos y de Malos
Primera Edición: Septiembre 16 de 2013
Miami 9 de Abril de 2015
«¡Cómo has caído del cielo, Lucero, hijo de la Aurora! Has sido abatido a la tierra dominador de naciones! Tú decías en tu corazón: «escalaré los cielos; elevaré mi trono por encima de las estrellas de Dios; me sentaré en el monte de la divina asamblea, en el confín del septentrión escalaré las cimas de las nubes, seré semejante al Altísimo»
Profeta Isaías (Is 14.12-14) de la Vulgata de San Jerónimo (siglo V).
Muchas teorías religiosas nos hablan del Demonio, de Satanás, de Lucifer, de uno de los ángeles que colaboro con Dios a la creación del planeta y sus criaturas, pero que se sublevó a las normas del todo poderoso, renuncio a él y monto su propia compañía. Empresa poderosa donde una legión de millones de “demonios”, entidades negativas, oscuras, trabajan para él en su gran corporación.
Para muchos seres humanos que practican las religiones judaicas la maldad que se desarrolla y se exhibe en el mundo es obra de Satanás y sus secuaces, ese mismo que se transformo en serpiente y según la biblia, le daño la obra perfecta a Dios con su mala influencia, el ser humano.
Existe la luz y existe la oscuridad, si los rayos del sol, esos que nos iluminan estuvieran constantes sobre el globo terráqueo completo, el calor hubiera secado la tierra, de la misma forma si el sol no existiera en el sistema planetario, la tierra estaría a oscuras perennemente y muchos sistemas vivos no existirían, fuéramos una especie con múltiples conflictos físicos y nuestra existencia seria breve. Tan importante es la luz como la oscuridad. Si la enfermedad no existiera como podríamos conocer la salud, tiene que existir el sistema de envejecimiento de las células humanas para que el cuerpo se deteriore, así llegan las enfermedades al cuerpo, las deficiencias y el cuerpo muere, si esto no ocurriera habría una súper población en la tierra y así no hubiéramos llegado muy lejos, destrucción mas acelerada que la actual del planeta, falta de alimentos, etc. El agua es de suma importancia, la lluvia nutre los reservorios de agua de la tierra, para nuestro consumo y uso, de la misma forma para dar vida a la vegetación que a la vez sustenta a los seres vivos, pero cuando la lluvia se transforma en tormenta o en diluvio ahoga y destruye vidas e infraestructuras. Son ejemplos simples, pero a la vez complejos de lo que es la dualidad en el planeta, la dualidad en nuestro mundo, como lo dice y es Ifá, LA VIDA ES BINARIA, es una dualidad. Los hombres no pueden crear vida, de la misma forma las mujeres solas tampoco, tiene que haber la unión de estos para ello, de la misma forma con casi todas las especies vivas que disponen de un solo género.
Lo que para nosotros a veces es malo, para otros es bueno, lo que a nosotros nos perjudica en determinado momento, para otros es beneficioso. La realidad de la vida es que el bien y el mal conviven juntos, los seres humanos podemos ser buenos y podemos ser malos, porque tenemos esta dualidad, nadie es totalmente bueno o totalmente malo, lo importante de esto es mantener un equilibrio entre ambas energías, cuando hay un equilibrio de nuestro lado bueno y nuestro lado malo, mostramos equidad en nuestra conducta y comportamiento.
Ifá explica como el ser humano está integrado espiritualmente por Ori, quien posee nuestra carga de genes espirituales, quien tiene el código de nuestro destino, como lo hemos dicho anteriormente la divinidad cedida por Òlódùmarè, el creador. De la misma forma poseemos a Èsù Nipako, esa divinidad oscura que representa nuestros defectos, nuestro lado malo, que si no equilibramos, daña muchas veces los propósitos predestinados con el cual Ori descendió a la tierra.
Ori está ubicado entre los dos hemisferios del cerebro, exactamente en el centro de este, se sabe que su descanso es en la glándula Pineal. Èsù Nipako descansa en el cerebelo, de allí parte muchas veces la dolencia y pesadez en la parte posterior de la cabeza y en la nuca cuando estamos sobre cargados negativamente, tenemos problemas, preocupaciones, mal estar espiritual. Por eso cuando se realiza Ebori –rogación de cabeza-, se dice que se le da coco a Obatalá en la parte del frente, en realidad se le está dando a Ori -aunque Obatalá es uno de los creadores junto a Odùwa del ser humano- y en la parte de atrás algunos piensan que le dan coco a Egungun, cuando en realidad se le está dando coco a Èsù Nipako, (no podemos dejar de mencionar que algunos dicen darle coco en la parte posterior a Ojiji, la sombra, también errados).
Para hacer las cosas más comprensibles para todos, ese Angelito que tenemos en un hombro y nos dice las cosas buenas que debemos hacer, nos alerta sobre lo malo que debemos evitar; y en el otro hombro el Diablito que nos ínsita a actuar mal, a caer en tentaciones, es así mismo como paradójicamente actúa Ori como esa conciencia del bien y Esu Nipako como ese “yo” que nos tienta a pecar.
Algo que ninguna religión, creencia o dogma hará cambiar, es que el hombre es santo y es demonio, todo según como nosotros queramos ser, como queramos actuar. Existen energías negativas en la tierra, espíritus oscuros o demoniacos que se presentan como obstáculos en distintas formas a algunas personas, de la misma forma existe también las reacciones de energías negativas que por algún motivo interfieren en la vida, de allí el indagar ante Ifá sobre las diferentes formas que se puede presentar el mal y las soluciones para aplacarlo, pero no se puede negar que es el mismo ser humano el que principalmente decide hacer el bien o hacer el mal, el ser humano que muchas veces se deja llevar por ese Diablito que le sugiere ir contra la naturaleza del bien.
En la diáspora occidental Yoruba estamos acostumbrados a ver a Èsù en su avatar de Élegba, ciertamente, Èsù por ser tan amplio tiene el camino de la transformación en Èsù Odara, que muchas personas lo asemejan con un niño, como ya sabemos, caprichoso, juguetón, revoltoso, que si no es complacido y atendido prioritariamente arremete contra quien lo olvido o ignoro. Podría ser así el lado negativo muchas veces, en diferentes facetas, pero los avatares de Èsù son muy extensos. Èsù es la divinidad que puede hacer el bien y puede hacer el mal, todo según nuestro comportamiento, Èsù es la herramienta que utiliza Òlódùmarè para supervisar la vida de los seres humanos, siempre nos está observando y poniendo a prueba, si fallamos, el mismo se encarga como coordinador de los obstáculos junto a las diferentes energías de la oscuridad a hacer que cada falta que cometamos sea saldada por nosotros en la tierra. Èsù, como contra parte del bien tiene su vital importancia, si no fuera por el no habría un equilibrio de nuestra conducta en la tierra.
¡El demonio esta suelto en la tierra y por eso hay tanta maldad!… desde principios de la historia del mundo la maldad a existido, el mundo ha vivido sumergido en injusticias y guerras, solo que ahora son otros escenarios, son otros actores, pero como siempre, es el mismo ser humano el que puede hacer de demonio o hacer de ángel, queda de parte nuestra hacer el bien, el cumplir con nuestros compromisos en la tierra que incluyen nuestra buena conducta y los sacrificios que tengamos prescritos para mejorar nuestra estadía por acá.
por Rafael Molina Oluwo Ifasemu para Fraternidad Ifá de las Américas.
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