Avancemos como seres espirituales
Miami, Diciembre 03 de 2013
“Podrá haber material que indique que en África se sacrifica tigre a Shango, de la misma manera van a encontrar material que indica que se sacrificaban niños a Olori Merin, con esto quiere decir que ¿es correcto sacrificar seres humanos?, por supuesto que no…”
Un tema con muchas aristas es el del sacrificio de animales, de este tema son cientos las discusiones que podríamos abarcar. Mucho se ha escrito y hablado del sacrificio de animales domésticos en nuestra religión, que de la misma forma es realizado en otras muchas creencias judaicas actualmente, y en cientos de religiones y cultos antiguos sobre la faz de la tierra, siempre han habido justificaciones de esta antigua practica ritual, para no extender esa parte que ya muchos conocen, la gran mayoría de los animales sacrificados son consumidos por nosotros mismos.
Es muy importante destacar que el trato a los animales antes de su sacrificio debe ser un trato digno y respetuoso, haciendo que el sufrimiento en su inmolación sea el menor posible. Las vidas de algunos animales a pesar de que tienen un fin ritual dentro de nuestra religión, deben ser tratadas con respeto, de la misma forma su cuerpo, ya que estamos consientes de que los animales son criaturas creadas por Òlódùmarè, y solo tomamos de ellas cuando es necesario y alguna deidad lo demanda para poder lograr con su intercesión ser favorecidos en algunas situaciones presentadas en nuestro destino.
Son muchos los defensores de los animales, los que integramos Ifá y la Oosa no tenemos nada en contra de ellos, al contrario, parece justo que hayan personas que se interesen por el respeto y el buen trato de otras criaturas que no sean los seres humanos, pero debemos de estar consientes que las personas que hacemos el bien dentro de Ifá y llevamos los preceptos celestiales con la mayor honradez ética y moral, tanto en lo espiritual como en lo social, solo sacrificamos animales que sean comestibles. Siempre las personas que critican nuestra practica de sacrificar animales, al igual que aquellos que critican a la mayoría de los seres humanos por ser carnívoros, no deben olvidar de que están hechos sus zapatos, sus tenis, sus billeteras, cinturones, carteras, muebles, vestimenta, etc., debemos ser consientes y honestos a la hora de juzgar a los demás, lamentablemente estamos dentro de una sociedad en su mayoría hipócrita.
Las líneas anteriores son un preámbulo para tocar uno de los temas considerados más importantes dentro de la practica y uso de animales en nuestra religión, “el sacrificar animales silvestres, salvajes, no comestibles”.
Antes de mencionar cualquier cosa sobre los animales, el sacerdotes consciente, aquel sacerdote maduro, aquel que Ifá y los Òrìsàs le han enseñado a comprenderlo con los años de experiencia sacra, y también en el desarrollo de la vida, esta consciente que cada ser viviente o cada objeto que emana energía en el planeta tierra es obra de Dios –Òlódùmarè-, por lo tanto en cada ser del reino vegetal, animal y mineral hay una gracia y espíritu divino que pertenece al creador, al todo poderoso. En resumidas palabras cada ser viviente es hijo de Dios, forma parte de su creación, sean cual sean sus características de vida. Con esto queremos decir que uno de los Òrìsàs más grande, llamado Aiyé –la madre tierra- que a su vez en algunos avatares es Odùwa y Oshún, una de las divinidades por la cual Òlódùmarè da existencia y soporte a todos los seres vivos y enérgicos que cohabitan en ella.
Algunas personas se aburrirán del tema, quizás por que están enfocados a solo aprender a hacer Ebó y obras para su bienestar físico y económico, hacer obras para la buena fortuna y la prosperidad, etc., pero realmente todos los seres humanos, incluyendo los que practicamos Ifá y la Oosa, debemos de concientizarnos que si queremos agradar a Òlódùmarè –Dios-, si queremos agradar a algún Òrìsà, debemos de comenzar por ser respetuosos a las obras que ellos mismos hicieron, ser respetuosos a Aiyé, que es la tierra, que es una de las divinidades más grandes y la que soporta cada ser viviente que hace vida en ella.
El tomar solo lo que necesitamos de la tierra, en nuestro caso los animales, es muy importante, de hecho hay varios Odù que explican que no se debe derramar sangre injustificadamente, y que de hecho solo si es necesario.
El ser humano se ha convertido en el mayor depredador y destructor del planeta tierra, han sido varias las especies de animales que ya no existen por la caza injustificada del hombre, entre aves, mamíferos, peces, reptiles y hasta anfibios; actualmente los organismo gubernamentales tienen las listas de los animales que aun existen pero que están a punto de extinguirse, como fue el caso hace pocos meses del Leopardo Nublado (The clouded leopard -Neofelis nebulosa-) de Asia, que ultimamente no se ha visto alguno con vida.
La primera pregunta que nos hacemos, y que le hacemos a todos aquellos que tienen la gentileza de leernos ¿se alegrara Òlódùmarè –Dios-, Aiyé –madre Tierra-, los Òrìsàs, cuando sacrificamos uno de sus hijos, el cual fue creado para un determinado propósito y vivir igual que nosotros?, ¿le contentara a Òlódùmarè –Dios- y al resto de las divinidades que por vanidad, por ego, se mate una criatura que no será consumida por nadie, y que será dada como un trofeo?.
Estas preguntas las hacemos porque hemos visto como algunas personas dentro de esta religión muestran con orgullo como inmolan Leones o tigres -entre otras especies no comestibles para el ser humano- a los Òrìsàs, en ceremonias donde hay más Show, arrogancia y alarde de poder que otra cosa, la religiosidad verdadera, la espiritualidad no existe allí.
Ya no existe el tigre de Java, el tigre del Caspio, el tigre de Bali y como dijimos anteriormente el leopardo nublado ya desapareció, y así el León y el Tigre de Bengala están en vías de extinción, como lo está el Cunaguaro en Venezuela, la pantera de Florida en Norteamérica, el jaguar y la pantera en centro y Suramérica, y así muchos más felinos y cientos de animales que seguramente a ninguna divinidad le es grato sean masacrados y ofrecidos en sacrificio por simple capricho humano.
El respeto a los animales es muy importante, no es lo mismo sacrificar dos gallinas que luego van a ser consumidas, a sacrificar un animal en vías de extinción como un León, estemos claros y seamos consientes que a ninguno de nosotros nos agradaría que nos asesinaran un hijo, de la misma forma estos animales que fueron creados para su estadía en la tierra por Òlódùmarè –Dios- son sus hijos, y nunca será grato para él y las demás deidades Òrìsàs el probar sangre de sus propios hijos.
La conciencia del Bàbáláwo, del Òlorìsà y de todos los iniciados en nuestra religión debe avanzar, para que así de esa manera crezca también nuestro espíritu, respetando la creación divina de Òlódùmarè. Podrá haber material que indique que en África se sacrifica Tigre a Shango, de la misma manera van a encontrar material que indica que se sacrificaban niños a Olori Merin, con esto quiere decir que ¿es correcto sacrificar seres humanos?, por supuesto que no.
Respetando la tierra al no contaminarla y a la vez la vida de sus hijos los seres vivos, estamos enalteciendo a las divinidades, el respeto a la vida de los animales que no vamos a consumir, el respeto a la vida de los animales que creo Òlódùmarè para embellecer a Aiyé –la tierra- y para que los humanos aprendiéramos de ellos, nos engrandecerá como seres de luz, de la misma manera hasta el buen trato a los animales que vamos a sacrificar.
Nunca olvidemos que cada animal tiene un espíritu, el sacrificar alguno de estos seres injustificadamente, el segar la vida de un animal que no nos suplirá de alimentos, nos traerá consecuencias es nuestro transitar. Para muchas creencias milenarias los animales son nuestros hermanos, para Ifá, los animales son hijos de Òlódùmarè como lo somos todos los seres vivos. El inmolar un tigre, un león, un leopardo o cualquier animal exótico y salvaje a los Òrìsàs no nos hará mas fuerte ante la humanidad, simplemente nos hace más detestables ante los Òrìsàs y ante Òlódùmarè.
Cada acción trae una reacción.
Por Rafael Molina Oluwo Omo Odù Ifasemu para Fraternidad Ifá de las Américas