Fue Oyeku meji quien revelo como Òrúnmìlà le enseño a la humanidad la forma de protegerse de la muerte prematura. Cuando el hombre fue creado, La muerte considero a la nueva criatura como la comida preferida para el alimentarse. Así, fue la muerte la única divinidad que se alegro de que Dios creara al hombre. Mientras que otras divinidades consideraban al hombre como a un ser inferior creado para servirlas, la muerte la consideraba como provisión de alimento. No obstante, espero a que el hombre se multiplicara y después de esto se dirigió a capricho a sus moradas a escogerlos con el fin de utilizarlos como comida. Por carecer de los medios de defensa propia, sin mencionar la lucha por respuesta, el hombre se resigno a la suerte del ataque incesante por parte de la muerte. Los hombres no tenia a quien apelar ya que la lógica era que tanto como ellos consideraban a los animales inferiores como comida para alimentarse, la Muerte consideraba al hombre como carne para comer.
Siempre que nosotros comprendamos la vencedora filosofía de la existencia de las plantas y animales, los cuales fueron creados para servir un propósito en el sistema planetario, no debemos molestarnos indebidamente ante la inevitabilidad de la muerte. Tal y como nosotros utilizamos las plantas y animales inferiores para satisfacer nuestros hábitos y deseos preferidos, de la misma manera nos encontramos a merced de las divinidades mas poderosas. Habíamos dado un papel que desempeñar en el sistema planetario, en el que se incluye la provisión de comida para altos poderes, Dios nos ha otorgado el intelecto para defendernos como mejor podamos, ya sea apaciguando o mediante la adivinación. Esto esta claramente ilustrado en las siguientes revelaciones de Oyeku Meji.
Uke yee
Ireku Yee
Eku meji Loorewe
Eja meji Ajoko Loore
Olule Adiye
Ideregbe Aaba murede
Agbo ghaka, Eji Laba Odumeta
Ako Elila toun to oshukaare.
La muerte se alegro de la creación del hombre,
Robo humanos a capricho para comérselos,
Dos ratas estaban jugando en tierra,
Dos pescados estaban jugando en agua,
La gallina había puesto sus huevos y había ido a descansar,
El chivo había tenido muchos hijos,
El fuerte carnero de tres años de edad,
El macho de la Vaca dotado de jugosa carne,
Fueron todos creados para apaciguar a la Muerte,
Esta asamblea de animales
Ni apaciguo ni satisfizo a la muerte,
La muerte continua enfocando,
Su mirada en la carne humana.
Cuando el hombre eventualmente se acerco a Òrúnmìlà en busca de adivinación acerca de cómo detener la amenaza de la Muerte, esta les dijo que no había sacrificio que pudiera desviar la atención de la Muerte sobre el hombre. Su carne constituía lo único que podía satisfacer su divino apetito. Todos los otros, ratas, pescados, aves, chivo, carnero e incluso vaca, eran las comidas preferidas de los sacerdotes de las divinidades. El les pregunto si había algo que pudiera impedir que ellos se alimentaran con sus comidas preferidas. No obstante, les dijo que la mejor forma de protegerse de una divinidad malvada era haciendo sacrificio con lo que ella prohíba. Òrúnmìlà, en su capacidad de Eleri Ipin (testigo de Dios en la creación), es el único que sabe lo que cada una de las otras divinidades prohíbe.
Entonces es les aconsejo que prepararan ñames machacados o revueltos (obobo en Bini y Ewo or Elo in Yoruba) a lo cual se le debía agregar pequeñas guijas. También les aconsejo que buscaran un pollo vivo. Ellos buscaron los materiales y todos los hombres se reunieron en el salón de conferencias donde la Muerte acostumbraba a escogerlos uno tras otro. Òrúnmìlà los aconsejo que se comieran el ñame machacado, pero que botaran las guijas. También debían atar el pollo a la entrada de la casa de Èsù, sin matarlo.
Cuando la Muerte se acerco a la cámara de conferencias para asestar otro ataque, hallo las guijas que los hombres estaban desechando de sus comidas. Al ponerse las guijas en la boca con el fin de probar lo que los hombres estaban comiendo, no las pudo masticar. Entonces pensó que aquellos que eran capaces de comerse objetos tan duros debían ser criaturas aterradoras capaces de luchar si se es provocaba demasiado. Mientras que la muerte meditaba en el próximo paso que iba a dar, el pollo a la entrada de la casa de Èsù comenzó a exclamar Uku Yee. Al escuchar al grito del pollo, la Muerte se alejo corriendo por tener prohibido el sonido de un pollo. La muerte entonces dejo a los hombres en paz y ellos se alegraron, dándole las gracias a Òrúnmìlà por mostrarles el secret6o de ella. Fue desde esa fecha que la muerte diseño otras formas poder habientes de llegar al hombre.
Desde entonces, la Muerte no pudo matar al hombre directamente porque el es de otro modo una divinidad medrosa. Se ha estado apoyando en sus hermanos mas agresivos y vengadores como Ògún, la divinidad del hierro, quien mata mediante accidentes fatales; Sango, la divinidad del trueno, quien mata mediante el rayo; Sanpona, quien mata mediante epidemias tales como viruela, la varicela y el sarampión; la divinidad de la Noche, quien mata mediante brujería, etc. cuando estas divinidades mortales se muestran lentas en la búsqueda de comida para la Muerte, el rey de la Muerte utiliza a Enfermedad, su esposa, para que busque comida para la familia. Esto tuvo lugar después que el hombre hubo aprendido el secreto de cómo espantar a la Muerte. Con anterioridad, la Muerte hacia presa del hombre por si mismo.