“¿Quién o qué es Òlódùmarè?” La concepción Yorùbá de la naturaleza de la Deidad es naturalmente antropomórfica. ¿Pero cómo es que la gente que lo alaba puede despojarse totalmente de sus pensamientos de antropomorfismo es un tema como este? Sabemos lo difícil que se vuelve en religiones más desarrolladas, y en el Cristianismo, hacerlo comprensible en términos abstractos para la mente alabadora y adoradora. Hacemos notar con interés la plegaria del sabio Indio Sankara:
O señor, perdóname mis tres pecados
Me he vestido en contemplación de los Tres Quienes son
He orado describiendo a los Tres Quienes son inefablemente:
Y visitando los templos he ignorado la Delgada omnipresencia.
Pero el hombre encuentra poca satisfacción excepto en la Deidad quien vive, quien tiene corazón, quien habla, quien oye. Siglos de pensamiento metafísico no han tenido éxito, y nunca lo tendrán, en curar al hombre del antropomorfismo en su pensamiento privado de Él para hacer el Desconocido intangible mediante la analogía que es conocida.
Los Yorùbá son poco abstractos en su pensamiento. Su imagen de Òlódùmarè es, entonces, la de un Personaje, venerable y majestuoso, antiguo pero no perecedero, con una grandeza que rige el temor y la reverencia. Él habla; Él manda; Él actúa; Él juzga; Él hace todo lo de una persona de alta autoridad, quien controla todo, hace. Eso es lo que debemos de ver claramente mientras examinamos a detalle Sus atributos.
Él es el Creador
En nuestra cuenta de la teogonía y la cosmogonía Yorùbá, hemos aprendido que las divinidades fueron traídas a la vida por Òlódùmarè y que Él comisionó el trabajo de crear la tierra. Todo lo existente en el cielo y en la tierra le debe su origen a Él. En Su capacidad como Creador es conocido como Elédàá – “El Creador”, “El Hacedor”. Él es el Origen y el dador de vida, y en esa capacidad es llamado Elémìí – “El Dueño del espíritu”, o “El Dueño de la vida”.
Él hizo la lluvia para proveerle agua a la tierra y para darle a todos que beber. Cuando la tierra sólida fue creada, solamente el jugo de los árboles que Él dio era lo que se usaba como agua. Al poco tiempo, se necesitó de más agua, y fue ante Él con quien fue a apelar Òrìsà-ńlá; él le respondió enviando la lluvia. Este hecho es totalmente conocido cuando decimos, Òlòrùn Oba níí máa fón eji iwóró-iwóró – “es Òlòrùn, el Rey, quien bajó la lluvia como fluido regular”.
El tiempo y las estaciones le deben su origen a Él. Él es el Autor del día y de la noche. Es por eso que Él es conocido como Olójó-òní –“El Dueño del día”. También decimos al respecto, Òní, omo Olófin; òla, omo Olófin; Òtunla, omo Olófin; Irèni, omo Olófin; Orúnìí omo Olófin. –“Hoy es descendiente de Olófin; mañana es descendiente de Olófin, pasado mañana es descendiente de Olófin, el cuarto día después de hoy es descendiente de Olófin, el quinto días después de hoy es descendiente de Olófin”.
Los trabajos de Òlódùmarè son poderosos y maravillosos. Uno escucha frecuentemente el dicho Yorùbá, Idé Olóruntóbi – “los trabajos de Òlòrùn son poderosos”, que es una expresión de asombro, de maravilla, de alabanza, en consecuencia de algunas de las manifestaciones de Su grandeza como Autor de las cosas y los acontecimientos. Òrúnmìlà f’èyìntì, ó wò títí: ó ní, Èyin èrò òkun, Hellín èrò òsà, ňjé Hellín ò mò wíu pé isé Òlódùmarè tóbi? – Òrúnmìlà se apoyó y miró contemplativamente, después dijo, “Tu que viajaste por el mar, y tu que viajaste por la laguna, seguramente, percibiste que los trabajos de Òlódùmarè son poderosos?” así que los Yorùbá como los Quirománticos, saben que con la grandiosa agua pueden declarar la gloria de la grandeza del trabajo de su Creador.
Él es Rey
Para los Yorùbá, Òlódùmarè es el Rey con majestuosidad única e incomparable.
Está por encima de todas las divinidades y de los hombres. Él es el Rey que habita arriba en los cielos, y por eso es llamado Oba-Òrun – “El Rey que habita en los cielos”, Su majestuosidad, que es única y sobrepasa a todos, lo hace, Ògá-ògo – “El Maestro en Fulgor” . Su majestuoso resplandor es de tal dimensión para los Yorùbá que equilibra todo el cielo, el cual a veces describen como el trono en el que está sentado, con la extensión de su grandeza y de su Ser. La permanente Canopo del cielo le pertenece a Él y lo manifiesta al mundo entero. Así que Él es Atérere-káyé, Eléní-àtéè-ká. Él de quien su ser se expande sobre toda la extensión de la tierra, el Dueño de un tapete que nunca se dobla”.
Como el Gran rey, Él tiene total prerrogativa y dominio sobre todos. Su voluntad es absoluta. Por eso es llamado “Oba ti dandan rè kì í sélè – “El Rey quien por mandato divino nunca regresa con las manos vacías”, Alábàálásé, Oba Èdùmàrè – “El Sugerente Quien wields el Cetro, Rey de Atributos superlativos”.
Él es Omnipotente
Los Yorùbá creen que Òlódùmarè es más poderoso en el cielo y en la tierra. Él es capaz de hacer todas las cosas; Él es Quien hace que las personas puedan tener logros. Las cosas son posibles sólo cuando y porque son ordenadas por Él; y son imposibles cuando Él no lo permite o cuando Él no da su ayuda. Esto es a lo que nos referimos cuando decimos, a-dùn-ún se bí ohun ti Òlódùmarè şe; aşsòróó-şe bí ohun ti Òlòrùn kò lówó sí – Es fácil hacerlo cuando Òlódùmarè lo realiza; difícil hacerlo cuando Òlòrùn se niega.
Es solamente Él quien puede hablar y hacer que Sus palabras se vuelvan realidad sin que haya ninguna posibilidad de falla. . es por eso que es descrito como Alè wílèse- “Él quien es el único que puede hablar y volver realidad sus palabras” – que absolutamente se ajusta a Él.
Él es Oba A-şè-kan-má kù – “El Rey de Quien Sus trabajos están hechos a la perfección”, porque solamente Él puede hacer que sus trabajos terminen perfectamente.
Él fue quien estableció la maquinaria para el movimiento del universo. Él puede moverla, una parte o toda, pararla y hacerla andar nuevamente, si así se necesita. Él hizo eso, por ejemplo, cuando las divinidades tontamente cuestionaron Su absoluta supremacía.
Él todo lo conoce, todo lo sabe, todo lo ve.
Òlòrùn nìkan l’ógbón- “Sólo Òlòrùn es sabio” es un dicho popular Yorùbá. Esto es, Él solamente es perfecto en cuanto a sabiduría y es infalible. Las divinidades pueden cometer errores. Los hombres, ciertamente, no pueden si quiera acercarse a la perfección en la sabiduría. Pero Òlódùmarè nunca comete errores. Es de Su propia sabiduría de la que le da a las divinidades y a los hombres.
Òlódùmarè sabe todo. Ningún secreto se le puede esconder. Él sabe todo porque Él ve todo. Los Yorùbá le llaman a toda la extensión del cielo Ojú-Òlòrùn – “La cara (incluyendo los ojos) de Òlòrùn”. Cuando hay rayos dice, Òlòrùn ńsé jú – “Òlòrùn está parpadeando”. Él es llamado Arínú-róde, Olùmò-okàn – él quien ve dentro y fuera (del hombre), el discernidor de corazones. Nada pasa inadvertido para Él. Cuando Òrìsà-ńlá planeó espiarlo durante Su secreto trabajo de dar vida al hombre, Él sabía de su plan y se previno. Sin importar que tanto una persona trate de ocultar sus acciones, Él lo sabe todo. Entonces decimos Amòòkùn ş’olè bí ojú Oba ayé kò rí i, ti Oba Òrun ń wòó “Quien roba ocultamente, a pesar de que los ojos de los gobernantes terrenales no puedan verlo, los del Rey de los Cielos lo están viendo”. Una línea de una canción popular que expresa algo similar dice; Kílè ńşe ní bèkùlù t’ ójú Òlòrùn ò tó? – Cualquier cosa que hagas ocultamente los ojos de Òlòrùn no lo verán? La gente comúnmente dejan a loa ofensores en Sus manos para ser juzgados, Òlòrùn rí i, Òlòrùn rí o “¡Òlòrùn lo vio!, ¡Òlòrùn te ve!”
Él es Juez
En la concepción Yorùbá de “EL Final de las Cosas” Òlódùmarè es quien dispone del final de ellas. Él es el juez. Él controla el destino del hombre, y cada uno recibirá de Él lo que merece. Pero aquí en la tierra, el juicio ha empezado para cada hombre dependiendo de su carácter. Se cree que las divinidades castigan a los hombres por cada tabú que ignoran o por cada ofensa; pero es Òlódùmarè quien juzga el carácter del hombre.
Él es el Juez de todo. En los mitos, las divinidades son representadas llevándole las disputas para que Él las juzgue. Por ejemplo, Òrúnmìlà alguna vez le llevó una acusación de todas las otras divinidades. Òlódùmarè reacciona haciendo un juicio: las divinidades plantearon el caso; Òrúnmìlà se defendió; Òlódùmarè escuchó ambas partes; después dio su veredicto con el cual Òrúnmìlà fue liberado.
Los trabajos y acciones de cada divinidad están bajo una inspección continua, y a Él se le reporta en intervalos regulares de tiempo. Aquí Èsù fue señalado como el Inspector general. Desde entonces todas las divinidades le temen a Èsù, y al juicio de Òlódùmarè.
El juicio del carácter del hombre está en Sus manos. El conocimiento de esto es uno de los hechos importantes que lo hacen una realidad concreta para los Yorùbá. Porque él lo sabe todo, lo conoce todo ya que lo ve todo. Su juicio es imparcial. Seguido escuchamos la expresión Òlòrùn nú un – “Él está bajo las pestañas de Òlódùmarè”, cuando algún infortunio cae sobre una persona que es conocida por ser un ofensor moral. Òlódùmarè es llamado Oba Adákédájó – “El Rey quien habita arriba, Quien ejecuta su juicio en silencio”. Esto se refiere al juicio de los actos de los hombres en la tierra; a pesar de que no enjuicia inmediatamente a los malhechores, su juicio es algo seguro del cual nadie puede escapar.
Él es Inmortal
La inmortalidad es un atributo que permanece prominente dentro del concepto Yorùbá de Deidad. Esto es enfatizado en todas las maneras posibles. En un sentido, esto es confortable y alentador para el alma alabadora. Es necesario saber que la Deidad estará viva por siempre, que no cambia aun en medio de todos los cambios y de la decadencia que ha sido la constante experiencia del hombre, si la religión y la vida fueran finitos. A pesar de todo Òlódùmarè parecerá ser remoto en consecuencia de Sus muchos agentes que llenan un gran espacio entre de Él y el hombre, es cierto que los Yorùbá no podrían pensar en nada si Él dejara de ser. Para aquellos que creemos en el hecho de su vida eterna, es algo que domina en nuestros pensamientos con respecto a Él. Esto se expresa en mitos, canciones, epígrafes y muchos otros medios.
Òlódùmarè es llamado Òyígpiyigì, Ota Àìkú – La Poderosa Roca Inmovible que nunca muere. Esta apelación nos hace tener un fuerte concepto triple de ideas de sui grandeza superlativa, su constancia, y su vida eterna. La figura usada es la de una larga y extensa montaña de roca muy dura que no puede ser medida por ningún medio concebible. Y, por supuesto, el mover esa montaña está fuera de cualquier probabilidad; lo que representa, que estará ahí para siempre.
Una canción popular dice, Ferekúfe, a kìí gbó’kú Òlódùmarè – ‘Ferekúfe, alguien que nunca escuchó de la muerte de Òlódùmarè. Es una cosa que nunca pasará.
Echemos un vistazo a tres Odù que apoyan este hecho:
Ogbè Yèkú :
Kòròfo, Awo Àjà-Ilè,
L’ó d’ ífá fún Òlódùmarè
T’ ó so wí pé won Ò nì í gbó ikú rè láéláé
Kòròfò, el Culto subterráneo;
Fue el que consultó el oráculo con respecto a Òlódùmarè
Y declaró que Su muerte es algo de lo que nunca se escucharía.
El “Culto Subterráneo” era, aparentemente, una escuela de adivinación. No está claro porque se hace la consulta en este caso. Parece ser que se hace una pregunta acerca de la duración de la vida de Òlódùmarè. La gente quería saberlo para estar segura; y esta era una forma segura para algo de tanta importancia para su Culto. En nuestro verso, el Culto está marcado como un autoridad confiable que apoya la doctrina de inmortalidad de Òlódùmarè.
Ogbè Yèkú:
Òlódùmarè sà ‘yè, é è kú mó;
Gbogbo Orí ń fun puru-pùrù-puru.
Òlódùmarè ha frotado Su cabeza con aserrín (iyè- irosùn), Él nunca morirá;
Toda Su cabeza se está volviendo excesivamente canosa.
En el mito conectado con este verso, es el mismo Òlódùmarè quien es representado deseando la inmortalidad y buscando la guía del oráculo. El oráculo declara que lo que Él quiere es posible; pero debe de ofrecer un sacrificio y realizar cierto rito. La parte principal del rito era en donde debía de frotar su cabeza con aserrín. Él lo hizo; Su cabeza se volvió muy blanca y Él se volvió inmortal.
Aquí, en parte, encontramos a los Yorùbá hablando de manera simbólica; el cabello blanco es la gloria de la vejez e inspira respeto y algo semejante para el asombro en todos. Òlódùmarè, como el Perpetuo Anciano, es representado, usando la marca y la gloria de la ancianidad.
Okànràn- Òsá
Òdómodé kìí gbó’kú aşo:
Yeyeye l’aşo gbó;
Àgbàlagbà kìí gbó’kú aşo:
Yeyeye l’aşo gbó;
Òdómodé kìí gbó ‘ku Òlódùmarè:
Yeyeye l’aşo gbó;
Àgbàlagbà kìí gbó’kú Òlódùmarè:
Yeyeye l’aşo gbó.
El Joven nunca escuchó que la ropa muriera:
La ropa solo envejece hasta jirones;
El Anciano nunca escuchó que la ropa muriera:
La ropa solo envejece hasta jirones;
El Joven nunca escuchó que Òlódùmarè muriera:
La ropa solo envejece hasta jirones;
El Anciano nunca escuchó que Òlódùmarè muriera:
La ropa solo envejece hasta jirones;
El mito conectado a este verso, también tiene a Òlódùmarè como el que buscó los medios para la inmortalidad. En consecuencia, se le dijo que hiciera algunos sacrificios y que le diera una pieza de tela blanca. cuando los ritos necesarios se realizaron, la tela blanca se le puso encima para que estuviera completamente cubierto. Desde ese momento, se volvió inmortal. También se volvió invisible. La gente solo puede escuchar de Él, y de Su grandeza y majestuosidad.
Porque Òlódùmarè le añadió el atributo de la invisibilidad a Su inmortalidad, es conocido entre los Yorùbá como Oba Àìrí – “El Rey Invisible”; Oba Àwámárídìí – “El Rey que no puede ser encontrado buscándolo”.
Se ha vuelto evidente que en los dos últimos mitos de esta sección, hay algunas cosas mezcladas; y por loo tanto los mitos presentan una o dos preguntas importantes para la religión. Las preguntas son, primero, ¿Òlódùmarè se volvió inmortal e invisible o siempre lo fue? Y, segunda, sí estos ritos se realizaron y se ofrecieron, ¿a quién se le ofrecieron, y quien realizó los ritos? En respuesta solamente podemos repetir en resumen un poco de lo que hemos dicho de las tradiciones orales en general.
Primero, debemos recordar que los mitos no establecen la cuenta lógica de las cosas. Como la mayoría de las ilustraciones, no se muestran desde todos los puntos. La moraleja principal de los mitos, en este caso, es que Òlódùmarè es inmortal e invisible. Los Yorùbá aceptan esto como un hecho. Pero sus mentes exploradoras, sin embargo, encontraran alguna explicación que apoye la existencia de este hecho y de lo contenido en otros mitos.
Segundo, también debemos recordar que mientras estos mitos de los Odù encasillen los pensamientos teológicos y filosóficos de los Yorùbá, su propósito primordial es responder las preguntas de los devotos que van ante el oráculo.
Por ejemplo; si una persona va con un Bàbáláwo en busca de la longevidad, el adivino toma sus herramientas de adivinación y las manipula hasta obtener el Odù adecuado. Bajo este título, selecciona el verso que sería apropiado para la ocasión. Vinculado con este verso, como hemos observado, habrá una historia hablando de una personaje original o prominente –comúnmente una divinidad o la Deidad misma– quien alguna vez quiso algo similar a lo que pide el actual consultante y tuvo éxito en su búsqueda mediante la prescripción de algún rito que fue completado. Después le instruye al suplicante que haga exactamente lo que hizo el personaje de la historia, ya que así estará seguro de conseguir su fin. Podemos ver lo impresionante que puede ser un mito en donde aparece el nombre de Òlódùmarè. Es un hecho indisputable que Òlódùmarè tiene una longevidad permanente; el es muy “viejo”, aún inmortal. El cliente seguramente querrá hacer lo que el oráculo, a través del adivino, le prescribe.
Así concluimos que los dos puntos principales de nuestros dos mitos son, primero, un énfasis en el hecho de que Òlódùmarè es Inmortal e invisible; y segundo, la creencia en y la práctica de una “magia compasiva” como se ve en los sacrificios y en la tela blanca puesta sobre el suplicante para que el mal ojo de la muerte no lo alcance!
Este es un buen momento para revisar la pregunta de la Eternidad de la Deidad. En la teología Yorùbá, esta es una concepción que no está claramente establecida. Podemos derivar lo que sabemos al respecto de la enseñanza de Su inmortalidad. Es ciertamente claro que Él ha estado ante todas las cosas desde el inicio porque Él hizo todo u ordenó que fuera hecho. Está también claramente establecido que nadie conoce Sus antecedentes o Su origen. Una historia nos ejemplifica la advertencia de un Telà-Ìrókò quien hizo el inútil intento de investigar y probar Sus antecedentes. Este personaje ha sido visto como un hereje y un mentiroso durante muchas generaciones. Acerca de esto hay un Odù dentro de Òyèkú- I’ Ogbè:
E ò mo ìyá,
K’yin ó má tùn súré puró mó;
E ó mo Bàbá,
K’éyin ó má tún súré s’ èké mó;
E ò mò Ìyá, e ò mo bàbá Òlódùmarè.
Èyí I’ó d’ífá fún Tèlà-Ìrókò
T’ó so wí pé òun ń rèé kí Òlódùmarè,
Oba a-t’ éní- f’orí gb’eji.
No conoces a la madre,
Detén tu impetuosa mentira;
No conoces al padre;
Detén tu impetuosa mentira;
No conoces a la madre, no conoces al padre de Òlódùmarè
Este es el veredicto del oráculo contra Tèlà-Ìrókò
El Rey quien habiendo esparcido el tapete, aún expone su calor a la lluvia
Él es Santo
Aquí debemos profundizar. Lo que pudimos reunir de nuestras fuentes acerca de la santidad de Òlódùmarè es solamente por inferencia. La idea de santidad en el sentido de “separación” ya está implícito en la inigualdad de Sus cualidades esenciales. Él es trascendente; tan trascendente que el hecho de Su inmanencia ha recibido un pequeño énfasis excepto, claro, en el entendimiento implícito de que Él está ahí todo el tiempo, en el control de todo el curso de la naturaleza, y disponible para el hombre en todo lugar y todo momento en el que es invocado. Pero la idea clara de “La Santidad” es el sentido de un activo, cambiante, consumidor ‘numinus’ es lo que falta en la concepción Yorùbá de la Deidad misma. Esto ha sido transferido a algunas divinidades, particularmente Jàkúta, la divinidad del trueno, y Sònpònná, la divinidad de la viruela. Estas dos divinidades son prominentes entre las demás como agentes de “la Ira”. En pensamiento del mismo Òlódùmarè, los Yorùbá enfatizan su benevolencia, la ‘bondad’ más que la ‘severidad’ de Su carácter.
Aquí no hay duda alguna de que los Yorùbá piensan en Él tanto ritual como éticamente santo. Ellos nunca han pensado en él más que absolutamente limpio y puro. Nunca se ha hablado de Él como alguien que se ha visto envuelto en algo inmoral. Es por eso que es conocido como Oba Mímó – “El Rey Puro”, Oba ti kò lére – “El Rey sin ninguna imperfección”; Aláàlà-funfun òkè – “Aquel vestido de blanco, quien habita en el cielo”, Ààlà-ti-kò-lónà, Ikin-nifin – “La blancura sin comparación (absolutamente blanco), objeto esencialmente blanco”.
Ya lo hemos visto en este capítulo como el Juez del carácter del hombre. Después lo conoceremos como el supremo Disponedor del destino final del hombre. Y todo esto es porque Él es trascendente, esencialmente puro y correcto.