“El que no conozca la ingratitud, el desagradecimiento, es que simplemente no ha sido generoso, bondadoso y diligente. Muchas veces cuando actuamos con generosidad, cuando ayudamos de buena fe, cuando damos lo mejor de nosotros en pro y beneficio de alguien, desde algo material o algún valioso e importante consejo, que puede cambiar la vida de alguien, nos podemos ganar un ingrato que puede convertirse hasta en nuestro enemigo, y a la vez, crear en otras personas grandes descontentos. El agradecimiento expresado por palabras, y no por actos, es como solo decir: ‘tengo fe’, pero no se hace ningún acto por demostrarlo’…” Rafael Molina Oluwo Ifasemu